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LA INSURRECCIÓN DE LA GENERALITAT EN 1934

Macià hizo la apertura solemne del Parlamento el 6 de diciembre de 1932. Se le rindieron honores militares. Aquello daba fin a la provisionalidad de la Generalitat y comenzaba una nueva etapa. Se consideró el 6 de diciembre como fiesta nacional. La nueva cámara legislativa se ubicó en el antiguo arsenal de la Ciudadela construida por Jorge Próspero de Verboom tras los hechos de 1714. Un Macià emocionado abrió la sesión:


“Es un placer saludaros, honorables diputados de Cataluña, entre estos muros que el destino ha querido que fueran, justamente los mismos que levantó el usurpador para arrebatar a Cataluña de sus libertades. Renace el espíritu inmortal de nuestra raza, tomamos posesión victoriosa de esta fortaleza para celebrar de nuevo nuestras Cortes, que dictarán nuestras leyes, en nuestro idioma. […] Sois la libre voluntad de la patria, sois, honorables diputados, toda Cataluña en pie. Pensar que representamos la historia de un pueblo justiciero que no se doblega, un pueblo que no quería reyes, sino príncipes, que eran los primeros entre iguales, elegidos por ciudadanos que, en derecho, eran libres. Es entre iguales que se elegirá aquí, el primer ciudadano de Cataluña y su primer Gobierno“.


Macià hacía un discurso lleno de los tópicos sobre los que se había construido el catalanismo. La abolición de los fueros del reino de Aragón, que los nacionalistas consideraban como libertades, cuando evidentemente estas no existían. Se vuelve a emplear el mito del primus inter pares elegido por ciudadanos libres, como si los condes de Barcelona no hubieran obtenido tal título por herencia. Lluís Companys fue elegido presidente del Parlamento. Evidentemente, el primer presidente de la Generalitat estatutaria fue Francesc Macià i Llusà por 63 votos a favor contra 11 del candidato de la Lliga. Macià tenía ya 73 años de los de 1932, era un anciano, pero aún estaba lleno de vitalidad.


La situación económica iba a tornarse muy complicada a principios de 1933, los efectos de la crisis de 1929 golpeaban de lleno en la economía española, y Cataluña no se libraba de aquella tormenta. La situación social, sobre todo en Barcelona, era muy peligrosa. Azaña la describía así:


“Hay muchos obreros parados, cada vez más, porque acuden sin cesar campesinos y obreros de Murcia y Almería. La Esquerra domina por ahora. Ganarán las primeras elecciones, pero no las siguientes, porque la Lliga les va a los alcances. El nuevo jefe de Policía, comandante Pérez Salas, no sirve. Me da extrañas noticias del hijo de Macià, que parece algo perdis”.


Aunque no eran muchas las competencias que se habían transferido, se nombra un Gobierno que abarque todos los campos recogidos en el Estatuto. El consejero de Gobernación iba a ser un jovencísimo Josep Tarradellas, antiguo cabo de Sanidad en el Protectorado Español en los inicios de los años 20.



El gobernador civil de Barcelona iba a quedar vacante, a pesar de no estar transferidas aún las competencias de orden público, Tarradellas se va a proponer a sí mismo para conjuntar su consejería con el puesto. La contestación de Macià fue fulminante: “Es usted un hombre capaz un día, de quitarme de esta silla y sentarse usted”.


Tarradellas dimitió inmediatamente y provocó la primera crisis de Gobierno a finales de enero de 1933. Dimitieron también otros tres consejeros y un diputado del parlamento. Todos de la corriente que se identificaba con el grupo de L’opinió, que a partir de entonces se mostraría crítico con Macià. Las críticas no solo arreciaron en cuanto al problema del Gobierno civil, también la actitud de los escamots de Estat Català, cuyo comportamiento


El anarquismo continuaba creando problemas. Ocuparon el Ayuntamiento de Ripollet, deteniendo al alcalde, con la intención de declarar el comunismo libertario en el pueblo, debieron ser desalojados por un destacamento de los mossos. En Barcelona, en abril de 1933, hubo una huelga de transportes, siendo detenidos más de 200 anarquistas. Los tranvías y los autobuses tuvieron que ser conducidos por los mossos y por escamots voluntarios. Aquella organización paramilitar comenzaba a cobrar un protagonismo Inusitado y habían asumido la anterior representación del Somatem, haciéndose incluso con las armas de estos.


Tras varias crisis, sobre todo relacionadas con el orden público y la represión de las revueltas, el presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, solicitó disolver las Cortes el 9 de octubre, convocando elecciones generales para el 19 de noviembre. En aquellas elecciones se incluía el voto femenino.


La campaña electoral se hacía con un cierto halo de preocupación, ya que, con la inclusión del voto femenino, se temía una victoria de las derechas que iban unidas en coalición bajo el acrónimo de CEDA. ERC iba a celebrar un acto multitudinario en el Estadio de Montjuic.



En él, 8000 escamots desfilarían uniformados y realizarían unas demostraciones deportivas al más puro estilo fascista.



El líder de las juventudes era Miquel Badía y la dirección que estaban tomando aquellos “soldados de Cataluña” iba mucho con la moda europea de uniformarse y generar grupos violentos de presión.




Otro escamot, Josep Dencàs, que estaba a cargo de la Consejería de Sanidad obligó a asistir al acto a todos los jóvenes acogidos por la casa de la Caridad, para que no se vieran huecos libres en el Estadio.


Continuará……





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